El lenguaje corporal juega un papel fundamental a la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo. ¿Alguna vez te has planteado la importancia que tiene sonreírle a tu reclutador y cómo debes hacerlo?

Si quieres que una entrevista de trabajo salga a pedir de boca, además de prepararla de forma seria y detallada es importante aprender a comunicar confianza y seguridad en nosotros mismos.

Hoy nos centraremos en la utilidad de la sonrisa como herramienta para transmitir sensaciones positivas, autoestima e interés en el puesto de empleo vacante. Los primeros momentos del proceso son claves, ya que estudios señalan que la mitad de las compañías únicamente necesitan 5 minutos para saber si un candidato es adecuado para el trabajo.

Claves a la hora de sonreír en una entrevista de trabajo

Ahondando en la sonrisa en la entrevista de trabajo, no sirve cualquier manera de sonreír, ya que debe ser lo más natural posible. Según los expertos no debes fruncir los labios ni sonreír con la boca cerrada, ya que una sonrisa espontánea y natural implica el movimiento de todos los músculos de la cara, ambos lados de la boca se encuentran a la misma altura y los ojos se entrecierran ligeramente formando unas arrugas características en la comisura exterior.

Sin embargo, las sonrisas falsas son ligeramente asimétricas y no están acompañadas por los ojos.

¿Puedes distinguir la sonrisa real de la falsa?

Una sonrisa no es simplemente un acto de cortesía, puesto que también muestra tu entusiasmo ante la perspectiva de incorporarte a la empresa y revela interés en todas las claves que el reclutador te está aportando. Este gesto facial o sonrisa social indica energía y voluntad de trabajar.

A lo largo de la entrevista, es importante que tú también prestes mucha atención al lenguaje corporal del entrevistador y al tono general de la conversación para guiar tus pasos.

Y por supuesto, no sonrías todo el tiempo, ya que tu postura resultaría artificial. Cuando tu entrevistador sonría, tú puedes corresponderle con otra sonrisa, mientras que si te habla de un asunto corporativo serio o de un tema peliagudo, tu faz debe permanecer seria y adaptada al tono del diálogo para no parecer insensible o con la mente fuera de la entrevista.

Ya que puede que te veas afectado por el nerviosismo, es aconsejable que practiques frente al espejo una simulación de entrevista -incluyendo el apretón de manos, la introducción, ensayo de posibles preguntas y cierre– o que un buen amigo o familiar ejerza de reclutador en el simulacro.

¡Por cierto! la sonrisa falsa es la de la derecha 😉