trastorno-temporomandibularRespirar por la boca no es un gesto natural. Si durante la etapa de crecimiento del niño se convierte en un hábito lo denominamos Síndrome de Respiración Bucal (SRB) y de no tratarse, puede acarrear consecuencias graves en el desarrollo maxilofacial y en el resto del cuerpo. Con el tiempo, los niños que lo sufren suelen presentar una apariencia característica, con caras alargadas y flácidas. ¿Por qué es tan importante respirar por la nariz y a qué consecuencias pueden terminar enfrentándose los pequeños que lo hacen por la boca?

Respirar por la boca es malo si lo hacemos de forma habitual. La respiración debe ser principalmente por la nariz, exceptuando aquellas situaciones en las que necesitamos un aporte extra de oxígeno, como cuando hacemos ejercicio físico intenso. Esto es así porque la respiración nasal es un estímulo fundamental para el desarrollo de la estructura facial de los niños. Por ejemplo, durante la etapa de crecimiento los huesos y tejidos blandos que conforman la zona de la nariz se desarrollan gracias al paso del aire por ellos y a la actividad de los músculos. Como suele decirse: la función hace la forma.

La respiración bucal puede tener un origen multifactorial y suele estar provocada por obstrucción nasal, hipertrofia de amígdalas, vegetaciones, alteraciones en el crecimiento óseo mandibular o maxilar, inflamaciones, por alergias, etc. Una mala oclusión dentaria e incluso el hábito de chuparse el dedo también podrían fomentar la respiración por la boca.

Las consecuencias de no tratar el Síndrome de Respiración Bucal en los niños pueden llegar a ser más importantes de lo que inicialmente podamos pensar:

En la boca

La cara experimenta un crecimiento vertical más pronunciado y el paladar se estrecha. Al respirar por la boca, no colocamos la lengua en su posición de reposo, en el paladar, por lo que impedimos que éste se desarrolle adecuadamente. Como resultado, el paladar adquiere una forma ojival, invadiendo la fosa nasal y creando un círculo vicioso que fomenta la respiración por la boca. Incompetencia labial. Es decir, los labios no quedan sellados al cerrar la boca de forma relajada, por lo que se resecan con facilidad y suelen experimentar fisuras en las comisuras.Dientes torcidos o maloclusión con caries por desgastes anormales y trauma oclusal que puede «aflojar» los dientes que se golpean como consecuencia de un incorrecto cierre al masticar. Sequedad en la boca, lo que fomenta la aparición de caries y gingivitis. Enfermedad periodontal a causa de la activacion por hiperoxigenacion de las bacterias que la causan y que tiene como resultado la perdida de las piezas dentales por enfermedad periodontal. Halitosis , al estar constantemente resecos los tejidos bucales y al presentar sangrados por la gingivitis el peciente que es respirador bucal presenta mal olor y mal sabor de boca no importa cuanto se lave o cuantos enjuagues bucales realize.

En el resto del cuerpo

Falta de sueño. En algunos niños la respiración oral está asociada a problemas más severos, como la apnea del sueño, un problema importante que también se da en adultos y que repercute en el crecimiento, el rendimiento académico y la salud física y mental ya que está asociado a un sueño de mala calidad. Trastornos digestivos. Al respirar por la boca y presentar maloclusión, trituran mal los alimentos y los tragan antes de tiempo.Otras consecuencias: deformidad torácica, insuficiencia cardíaca, retraso en el crecimiento, problemas auditivos, cefaleas, etc. Puede incluso conducir a un cuadro de déficit de atención e hiperactividad.

¿Existe tratamiento contra el Síndrome de la Respiración Bucal?

Afortunadamente puede tratarse desde un enfoque interdisciplinar: dentista, pediatra, otorrinolaringólogo, neurólogo y ortodoncista pueden llevar a cabo un plan de tratamiento integral. Pero son fundamentalmente el dentista y los padres quienes tienen la mejor oportunidad para detectarlo a tiempo, comprobando si el niño duerme y respira con la boca abierta, si presenta las amígdalas agrandadas, etc.

El dentista puede realizar una evaluación del niño y derivarlo al otorrinolaringólogo en caso de detectarse una obstrucción nasal. En primer lugar, será necesario averiguar la causa de la respiración bucal y, posteriormente, rehabilitar la musculatura a través de una serie de ejercicios para lograr que los labios cierren correctamente, así como entrenar la respiración por la nariz ya que el niño estará acostumbrado a hacerlo por la boca inconscientemente. Complementariamente, el ortodoncista valorará la necesidad de tratamiento funcional u ortopédico para restablecer una armonía en el crecimiento facial cuando sea necesario.

¿Y si el niño ya presenta alteraciones en la boca?

Si observamos que nuestro hijo ya presenta defectos en los dientes, además de comprobar si existen caries o gingivitis, probablemente será necesario iniciar un tratamiento de ortodoncia.

La detección precoz a través de la observación de los padres y de las visitas regulares al dentista; un diagnóstico acertado; y un tratamiento interdisciplinar serán claves para solucionar el problema.